Por Cecilia Iriarte
Consultor de Desarrollo de Talento en Global Practice México.
Una de las principales características de los líderes actuales es que tienen que hacer frente a las nuevas realidades. Liderar un equipo de trabajo no es una labor fácil, es complicada y exigente para quien toma las decisiones en una organización, pero si se conoce el camino correcto se pueden conseguir grandes cosas con los miembros del equipo.
Es necesario inspirar, impulsar, coordinar y ser capaz de comunicar una filosofía de negocio. El director es el último filtro para que se tome una decisión y de esto van dependiendo los resultados que se van obteniendo, por lo tanto tiene que ser una persona auténtica y real con la capacidad de interesarse por las demás personas que conforman la organización para captar las necesidades y deseos más importantes de estas y poder influir en ellas incentivando su compromiso para lograr cambios trascendentales.
Trabajar en equipo habla mucho de la competitividad que se puede tener como empresa así como a nivel interno el incentivar poder colaborar y compartir entre los integrantes, incluso con personas que cuentan con diferentes capacidades, diversidad generacional y a veces diferentes orígenes culturales. Tener una comunicación continua con estos y abrir canales de empatía y autenticidad en las personas que forman parte del equipo de trabajo es muy importante, se debe tener el talento suficiente para entender cuales son los impulsos que llevan a cada empleado a realizar su función, y así mejorar su nivel de satisfacción al no llevar a cabo solamente tareas individuales.
Conforme la empresa va creciendo, es necesario comenzar a dividir las labores dado que ese crecimiento ha traído (naturalmente) más trabajo por realizar; por ejemplo, un proceso que antes desempeñaba una sola persona de inicio a fin, ahora será dividido entre dos o más personas y esto resulta ser muy bueno ya que dividir las responsabilidades nos permite, como empresa, acceder a especialistas para que desempeñen cada una de las tareas, con un mayor expertise, además, y es aquí donde nace un nuevo reto.
Este reto consiste en que el equipo directivo tenga la capacidad de gestionar el talento humano, saber organizar y coordinar los objetivos de cada área de la organización para así llegar más fácil a los resultados esperados.
Con el trabajo seccionado y con más talento dentro de la organización, es tarea de los líderes el generar coordinación y vinculación en los momentos precisos. Por un lado, al momento de definir las actividades a realizar, debemos ser cuidadosos en dos aspectos:
La primera, en no dejar actividades “al aire”, es decir, sin asignar. Esto puede ser común, porque anteriormente todo el proceso estaba asignado a un responsable, por lo que no se veía tan necesario identificar por completo todas las actividades a desempeñar, finalmente el responsable las identificaría y llevaría a cabo, ya que su objetivo es cumplir el proceso de manera completa.
La segunda, en no ser claros en dónde inicia y termina el puesto, generando duplicidad en las funciones por estar asignadas (sin así quererlo) en dos puestos distintos.
La empresa debe considerar mecanismos de integración que permitan coordinar las actividades que se desempeñan dentro de la empresa. Algunos ejemplos de estos mecanismos son:
Supervisión directa: Este mecanismo se recomienda cuando se requiere constante comunicación entre dos puestos. El hecho de que reporten a la misma posición contribuirá a que las actividades que se realizan desde cada una de estas posiciones estén alineadas.
Reglas formales y procedimientos: Cuando la interacción entre dos puestos es necesaria, pero no tan constante, se recomienda definir reglas y procedimientos que indiquen el alcance de cada posición; lo que entrega una a la otra, lo que recibe una de la otra, las fechas de entrega, así como cualquier otro elemento que se considere relevante definir y aclarar para garantizar que se dé la correcta coordinación de actividades.
Presupuestos: Este mecanismo marca límites y permite que todos estemos claros de hacia dónde se dirige la organización, ya que el presupuesto debería ser congruente con los objetivos de la empresa.
Comités: Este mecanismo resulta ser de gran valor ya que aunque la empresa cuente con presupuestos, reglas y procedimientos, siempre habrá decisiones nuevas que tomar y los comités resultan ser gran ayuda, ya que permiten que cada parte exponga sus argumentos y en conjunto se tome una decisión bien pensada en pro de la empresa.
El crecimiento de una empresa no necesariamente está ligado con la profesionalización de la misma, sin embargo, ir adoptando algunos de los mecanismos que aquí se mencionan es un gran y sencillo paso que nos marca dirección hacia ese rumbo.
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